PUTAS SOCIALES

No se como cojones lo hacíamos en los 80, pero lo hacíamos. El que tenía que llegar a algo en su vida, llegaba por que valía y punto. Así hasta que llegaron las redes sociales y lo jodieron todo. Cuentas en Instagram, Facebook, Flickr, Pinterest y Snapchat. Ahora tienes que ser un blogger de mierda incluso si eres electricista. Todo para dotar a tu negocio de un valor añadido, ayudado por la gestión de un parado sin afeitar de 40 años, que se ha impreso unas tarjetas de visita, donde pone Community Manager. Menudo gilipollas. No sabe ni gestionar su vida, como para gestionar el negocio de los demás. Redes sociales que se llenan de gente sin vocación como yo, para alimentar la cuenta corriente a costa de lo que sea. Conozco tipos que trabajan en una gasolinera por la noche, viven con su madre y se gastan el dinero en Pradas y Guccis de imitación para escribir sobre moda como que fueran el jodido Karl Lagerfeld. Se van horas antes a los eventos para hacerse la foto en la alfombra roja. Tweet: “Que guay poder estar en la presentación de Chanel! Gracias @chanelespaña!” Después de que los operarios le echen de la alfombra se va a casa, dibuja en un plato una sonrisa hecha de kiwis y la puta quinoa de los cojones y te cuenta como los betacarotenos son de puta madre para noseque del cutis. Al día siguiente después del turno de noche reponiendo de baguettes congeladas la gasolinera de la carretera de Segovia, se hace una foto saltando y tweetea: “Lunes amigos! Que no decaiga el ánimo. Somos lo fuertes que nos creemos.” Hastag de #aportodas, un like más y se vuelve a poner el mono naranja y azul que apesta a sin plomo 95. Jódete Lagerfeld.

La de talento que nos habremos perdido por el medio y la de imbéciles sin talento que tenemos que aguantar cada día. Talentos que se perdían por esa falta de comunicación que ahora es un lastre imparable para nuestro día a día. Puedes convertirte en profesor de universidad desde el sofá de tu casa con un maldito portátil, pero no puedes hacer de tu profesión un modo de vida, porque la sociedad está saturada de tipos como tu, que en el peor de los casos han conseguido 5000 followers a base de copiar y pegar los tweets de las grandes marcas.

Ahora todos somos fotógrafos con los filtros de mierda. Todos escribimos sobre la vida porque tenemos una prosa que ni Kerouac, estamos tan en forma que hacemos 40 maratones al año, nos llenamos el cuerpo de tatuajes para que nuestras marcas exteriores decoren nuestro escasa vida interior y apestamos a moda barata de H&M como las casas de solteros a muebles del Ikea. Estamos tan ansiosos de reconocimiento social que hipotecamos el poco talento que tenemos en un alter ego virtual, que se rebaja como los travestis de la calle Wellington por 20€ de mierda. Putas sociales en búsqueda de sexo a cambio de likes en el que siempre afrontamos una posición humilladora. Sigamos así. Claro que si.

Texto y foto por Deportes ilustrados